UN DON
1. ES UNA VIDA DE SERVICIO
La mayoría de las personas piden dones o
ministerios (Ef. 4:11; 1 Co. 12: 1-11; Ro. 12:6-8) que son de orden público.
Pero lo que casi nunca se pide es el don de
servicio o el dar con liberalidad (Ro. 12:7); el don, quizá mas ignorado es
el de servicio. Los siervos de Dios que limpian la iglesia, los sanitarios,
etc. Comúnmente casi no se les reconoce su esfuerzo, nadie pregunta quien
limpio, o nunca se dice “Gracias por limpiar”.
Dios pide una vida de servicio; Jesús vino al
mundo a servir (Mr. 10:45), Dios la veinticuatro horas del día nos sirve.
1.1.
Servimos a nuestro Señor
Se le llama Señor, al decir la palabra
Señor se le esta diciendo que el manda, es el jefe, es el poderoso (Deu. 6:13).
1.2.
Servimos con santidad
Ninguno puede agradar a Dios sin santidad
(1 Pe. 1:15-16), nadie puede acercase a Dios como él quiera; si no según las
reglas del Altísimo. Quizá tienes talento pero sin santidad no podrás edificar
la vida de los creyentes. Tu servicio será vano. Los levitas pasaban una vida
entera preparándose física, material, y sobre todo espiritualmente para servir
en el templo, en su turno. Algunos en su turno eran los encargados de la
limpieza, de mantener encendidas las lámparas, de cuidar y otros de
ministrar ante Dios (sacerdotes y sumo
sacerdote). Algunos en la Biblia no llevaron un vida de santidad, como por
ejemplo los hijos Aarón que ofrecieron fuego extraño (Lev. 10:1; Nú. 3:4;
26:61), o también los hijos de Eli que murieron por su impiedad (1 Sa. 2:12; 4:11).
1.3.
Servimos con diligencia
Se debe servir con diligencia y hacer todo
lo que se le pide y mas (Ecl. 9:10), si interés. Todo lo que hagan, si es
espiritual (Col. 3:17) o material (Col. 3:23) háganlo todo en el nombre del
Señor y como para Él, dando gracias a Dios Padre y de corazón.
1.4.
Servimos por gratitud
Todos los nacidos de nuevo sirven a Dios,
por haberlos amado y salvado; esto se convierte en servicio a Él (2 Co. 9:12),
por gratitud que nace del corazón. Todos los que se encontraron con Dios
hicieron un servicio a otros.
Los dones y talentos entregados en las
manos de los creyentes deben ser devueltos a Él con entrega y servicio.
Conservándolos y cuidándolos (1 Ti. 6:20) ya que se edifica o ayuda a otros
(Ef. 4:12)
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