El Espíritu Santo
(Por Wilson Muñoz)
El Maestro, luego de comer la pascua con sus fieles seguidores (Judas ya se había ido de la casa). les enseña muchas cosas, entre ellas, sobre el Espíritu.
Jesús sabía que sus discípulos estaban tristes, y ya los había consolado (Jn. 14:1); pero ahora les promete no dejarlos solos, diciendo que rogaría al Padre para que enviará al Parakletos (uno que ha sido llamado, para estar al lado de otro), al Ayudador, Consolador (Jn. 14:16, 18,26); conocido también como: el Espíritu de Verdad (Jn. 14:17), Espíritu de gracia (He. 10:29), Espíritu de Vida (Ro. 8:2; Ap. 11:11), Espíritu de Dios y de Cristo (Ro. 8:9), Espíritu del Señor (Lc. 4:18), Espíritu de Poder (1 Co. 3:4), Espíritu Santo de la Promesa (Ef. 1:13), Espíritu Santo (Mt. 3:11), Espíritu (Lc. 2:27), Santo Espíritu (Sal. 51:11), Espíritu de Santidad (Ro. 1:4), Espíritu de Adopción (Ro. 8:15), Espíritu Eterno (He. 9:24), y Espíritu de Gloria (1 P. 4:14). El Maestro ya no estaría presente físicamente, sino en Espíritu; la tercera persona de la Trinidad ejercería su ministerio sobre la humanidad.
El Parakletos es una persona, según la ciencia cada individuo o persona debe poseer personalidad, ésta se compone de intelecto, voluntad y emociones. Algunas sectas dicen que el Espíritu de Dios solo es una fuerza superior, y No una persona; la Biblia tiene las evidencias y argumentos de que el Espíritu es una persona real.
Como una persona tiene intelecto, pero no un intelecto común y corriente, sino éste es divino y superior. Con esta inteligencia superior los creyentes pueden tener palabras de ciencia en su boca, sabiduría divina e inteligencia superior; todo este conocimiento es para los que creen en su nombre(1 Co. 12:8; Is. 11:2-3; Neh. 9:20; 1 P. 1:11; 1 Co. 2:10-12).
La voluntad, hace una gran diferencia entre los seres humanos y los animales. La voluntad del Espíritu le sirve al creyente para: por voluntad del Espíritu tome decisiones sabias, el Espíritu le reparte dones o talentos a cada uno conforme a su desición. Las decisiones las toma el Santo Espíritu y los Hijos de Dios las deben obedecer (1 Co. 12:11)
También el Consolador posee emociones, él es una persona y tiene manifestaciones emocionales como por ejemplo:
ü Él es amor, manifiesta y da amor a los seres humanos (Ro. 15:30)
ü Él se entristece, por las malas acciones de la humanidad y de los creyentes (Ef. 4:30)
ü Él también se enoja, la persistencia a la rebeldía y/o desobediencia lo enoja (Is. 63:10)
Antes de esta gran noticia, Jesús ya se las había anunciado, diciéndoles, que quien lo necesitará lo obtendría (Lc. 11:13); en el Antiguo Testamento hasta el día del pentecoste (venida del Espíritu- Hch. 2) los judíos no podían tener en su corazón al Espíritu, los únicos que podían sentirlo, oírlo o seguir su guía eran los profetas, sacerdotes y reyes de Israel. Fueron alguno pocos elegidos que sintieron al Espíritu sin tener un puesto de honor. El Espíritu Santo vendría exclusivamente solo sobre los que creerían en Jesucristo (Jn. 14:17 A; 7:39); pero en esa nueva era (tiempo de la gracia) del Espíritu Santo, él estaría con (externo) ellos como fiel ayudador y compañero, y en (interno) ellos para consolarlos y ejercer un mejor y mas completo ministerio en el corazón del creyente (Jn. 14:17 b). El Maestro les dice que el Espíritu esta (tiempo presente) conustedes y estará (futuro)enustedes; para no dejarlos huérfanos (Jn. 14:18, v. 16,23). En un futuro cercano Jesús sabía que algunos de sus apóstoles y discípulos escribirían los evangelios y epístolas, y serían inspirados por el Espíritu Santo (Jn. 14:26; 1 Co. 2:10,14).
El Maestro promete no dejarlos huérfanos (Jn. 14:18); si el Maestro no se iba, el Consolador no vendria (Jn. 16:7). El Ayudador que él enviaría los ayudaría a crecer espiritualmente y a llevar una vida de santidad. El Santo Espíritu ejercería un ministerio con la humanidad, con los creyentes y los no creyentes.
El trabajo con los impios y/o los no creyentes seria muy diferente al que ejercería con los que aman a Dios; a los impios los impulsaría a dejar la vida de pecado. El Santo Espíritu convenceria de pecado, de justicia y de juicio a todo pecador (Jn. 16:8). El Espíritu del Señor inicia su obra en los pecadores, convenciéndolos de pecado(redaryuguye). Sin la obra del Santo Espíritu en el corazón del ser humano, nadie podría entender el pecado en el que se encuentra, ni podria ver la luz de Cristo. Cuando esto sucede, el hombre y la mujer es redargüido de pecado. Es ahí donde se aplica la palabra convence; ya que la persona al ver la realidad y su condicion pecaminosa, se convence que esta mal y que necesita un cambio. La lámpara que el Espíritu utiliza para redargüir al hombre (Prov. 20:27), es su conciencia (conocimiento en común o conocimiento compartido con uno mismo), ella habla al corazón del hombre remarcando lo malo que hizo, o tratando de evitar que lo haga; pidiendo que se haga algo bueno, o pregunta por qué no se hizo. La conciencia es la brújula (indica el camino y rumbo) que Dios usa para marcar el buen actuar y camino del ser humano. Cuando los creyentes y no creyentes tienen pecado en el corazón, su conciencia los acusa y les hace ver su estado espiritual (Jn. 8:9). El hombre y la mujer luego de pecar debe reencausar su vida a Dios, pidiendo perdón (por medio de Cristo) al Padre, y así tener una conciencia limpia (Hch. 24:16); si las cosas que se están haciendo son correctas, el Espíritu lo confirmará por medio de la conciencia (Ro. 9:1). Es lamentable, porque muchas personas que no quieren acercarse a Dios, su conciencia deja de hablarles, o ellos mismos con sus actitudes acallan a la misma; o como el apóstol Pablo diría: debilitan a su conciencia (1 Co. 8:7). En la persistencia al pecado, el Espíritu de Dios se entristece, y por lo tanto, la conciencia deja hablar, cuando esto sucede el ser humano peca sin remordimiento y con toda avidez (Ef. 4:19; 1 Ti. 4:2; Tit. 1:15). Dios pide que el creyente se mantenga en la fe y en la buena conciencia (1 Ti. 1:19); esto para evitar el pecado y no contristar al Espíritu ni callar su conciencia. Todo el que se acerca a Dios, debería hacerlo con un corazón sincero purificado de mala conciencia (He. 10:22); si alguno no está así, primero debe arrepentirse de sus pecados y pedir perdón a Dios por medio de Cristo.
Sin la obra del Santo Espíritu, nadie entendería el gran problema de pecado que existe en el mundo, y su aumento gradual. El mayor pecado del ser humanó sería NO CREER EN CRISTO (Jn. 16:9); a muchos el Espiritu los redarguye o les habla por medio de la conciencia, pero no se dejan convencer por él.
También, el Espíritu convencería de justicia, ya que se encargaría de convencer al mundo de que Jesús fue y es el hijo del Dios viviente, era y es el Mesías prometido que ellos despreciarón y matarón. La justicia se aplicaría a todos por igual; los justos no serán condenados porque han sido justificados (Ro. 8:1), pero los impíos no heredarán la vida eterna (Ro. 8:6; Prov. 4:19). Para algunos, Jesús sería para levantamiento o salvación de los que creyeron en su nombre, y caída o condenación para los que no le aceptarón (Lc. 2:32-34). Cuando el Maestro partiera al cielo, sus palabras condenaría o salvarían al mundo; a cada uno se le pagará justamente según sus obras (Jn. 16:10; 12:47-48).En medio de ellos estuvo el mismo Dios encarnado, y no creyeron en él; por eso, bienaventurados los que no vierón y creyerón, porque con justicia heredarán el cielo. La injusticia es un gran tema de actualidad, aunque, ha existido por generaciones, y también se desarrollaba en los tiempos de Jesús; todos las personas quieren un trato igual o a veces preferencial, pero no quieren ser justas o actuar con igualdad. El Maestro dijo que cualquiera que por causa de la justicia fuera perseguido, recibiría el cielo por heredad (Mt. 5:10); cada creyente y no creyente debe ser justo o equitativo, dar a cada uno por igual o por lo que merece. Jesús pedía que la justicia del creyente fuera mayor que la que profesaban los religiosos (Mt. 5:20), ya que ellos eran solo apariencia y le quitaban al pobre en lugar de darle (Mt. 23:3, 13-14, 23; Dt. 25:15-16; Prov. 16:11). El actuar con justicia no debe hacerse por vana gloria personal, por jactancia o por ser visto por los demás; si lo hacen así, no recibirán la recompensa. En todo y por todos debe ser para glorificado Dios, y así ayudar al prójimo (Mt. 6:1). Los libres del pecado son hechos siervos de la justicia (Ro. 6:18); el gran trabajo del Espíritu es convencer de pecado y luego de justicia, para que los arrepentidos actúen justamente y puedan ser justificados en Cristo (Ro. 3:22-26).
El Espíritu debe convencer de juicio porque, Satanás fue desterrado y sentenciado desde su rebelión, (Jn. 16:11; Is. 14:11-15; Ez. 28:12-19): desterrado del cielo para estar lejos de la gloria y plenitud divina de Elohim (la Trinidad) y sentenciado a una eternidad de sufrimiento, luego de su juicio al final de los tiempos (Ap. 20:10, 14). Por lo tanto, él ha sometido a Juicio a todo aquel que le sirve y sigue; porque el pecado y su práctica es quien condena al ser humano. Por un pecado (desobediencia) entró la condenación, así por la justicia (Cristo) entró la salvación (Ro. 5:18). Entonces, el pecador tendrá la misma condena que el padre del pecado (Ap. 20:11-15), ya que no quiere ser el único en ir al fuego eterno. El ministerio de convencer de juicio, es para que las personas comprendan que sino se arrepienten serán juzgadas y condenadas eternamente, ya está establecido un día para juzgar a la humanidad (Hch. 17:31); quien crea en las Palabras del Padre no será condenado (Jn. 5:24, 29). Cada persona debe dar cuentas de sí mismo, de lo que hizo (Ro. 14:12) y dijo (Mt. 12:36); también los que actúan con injusticia recibirán como justa paga, la condenación (Lc. 20:47).
Los fieles creyentes (los que se fueron al cielo en el rapto) no se presentarán ante el gran trono blanco el día del juicio final (Ap. 20:11-12), ellos no serán condenados (Ro. 8:1) porque ya fueron glorificados y disfrutaron de las bodas del cordero (Ro. 8:17; 2 P. 2:9). Los enjuiciados ese día serán: todos los pecadores no arrepentidos (2 P. 2:9-10) y los israelitas fieles que sobrevivieron o murierón durante el Apocalipsis.
Desde qué JESÚS inició su ministerio, fue para anunciar el arrepentimiento y su evangelio (Mt. 3:2, 4:17; Mr. 1:15); porque todo el que no aceptará su mensaje sería condenado (Mt.12:17-18). El Maestro será el juez justo que juzgará el mundo con justicia (Jn. 3:19; 2 Ti. 4:1; Hch. 10:42; Sal. 96:13; Ro. 14:10; 2 Co. 5:10; 1 P. 4:5). Tristemente el dios de este siglo ha cerrado el entendimiento de las personas para que no vean ni comprendan su condena futura; porque sabe que le queda poco tiempo (2 Co. 4:4).El espíritu debe convencer al mundo para que crean en Cristo, y solo así la humanidad podrá ser librada del juicio venidero.
La obra del Espíritu con la iglesia de Cristo, ayudaría al crecimiento y edificación individual y colectiva de la futura iglesia naciente (después que Cristo se fuera).
La primer obra del Espíritu es dar vida, cuando el individuo cree en Cristo, él lo vivifica dándolevida eterna (Jn. 14:19; 6:51, 55-58; 11:25; 4:14); ya que la carne para nada aprovecha (Jn 6:63), y solo provoca muerte y condenación (Ro. 3:23, 5:12, 6:23, 8:6). Cuando el hombre recibe nueva vida es convertido (Jn. 5:24), regenerado(Tit. 3:5) limpió (1 Jn. 1:7), justificado (Tit. 3:7), y santificado (2 Ti. 2:21). Lo que antes era ya no lo es más; esta es la obra más completa que Dios puede hacer por medio del Espíritu de Vida.
Cuando el individuo cree en Cristo como su salvador, obtiene vida eterna; y en ese preciso instante elE.S. (Espíritu Santo) lo marca o sellacomo propiedad de Dios (2 Ti. 2:19; Ef. 1:13-14), ahora, le pertenece porque fue comprado por precio de sangre (1 Co. 6:20, 7:23; He. 9:22;Ro. 3:25, 5:9; Ap. 1:5 ). El selloes la garantía de su salvación (2 Co. 1:21-22, 5:5; Ef. 1:14), así que, está es segura; y Satanás no puede tocarlo sin permiso de Dios. En la antigüedad, durante los tiempos del Antiguo Testamento, los siervos que por voluntad propia le pedían a su señor o amo quedarse con él, era porque querían servirle toda su vida; entonces el amo les horadaba un agujero en la oreja como señal y pacto de su entrega (Dt 15:16-17). Quien miraba esto, sabía que ese siervo amaba a su señor y por eso había decidido servirle de por vida.
Después que el ser humano ha creído, tiene el Espíritu de Vida, tiene vida eterna y ha sido sellado; el Santo Espíritu lo guiará. La mejor guíadel creyente es el Espíritu, sin él nadie podría conocer el camino, ni como andar por él (Jn. 16:13). Los que son guiados por el Espíritu son hijos del Altísimo (Ro. 8:13-14), porque son encaminados a todo verdad, la verdad es Cristo y su Palabra tiene la verdad y es verdad. El guía conoce el camino, los obstáculos, los beneficios y como es el lugar al final del camino; el Espíritu va delante de cada uno marcando el paso y advirtiendo de lo que hay en el paso. Él también como guía, dirá todo lo que oyere con el Padre, y lo hará saber, cosas que no han sucedido o palabras incomprendidas de la Biblia; esto servirá, para prepararse y así seguir el camino angosto que lleva al cielo ( Mt. 7:14).
El guía (el Espíritu) debe enseñarlo que ha oído del Padre (Jn. 14:26; 16:14), sin él no podríamos entender lo que el Padre quiere que aprendamos. El Espíritu entre sus muchas facetas es guía y maestro.
Enseñar del griego Anaggelo: verbo que significa anunciar, dar a conocer, informar, traer de vuelta noticias, ensayar.
Anaggelo significa entonces: que el Espíritu nos dirá (enseñará) o trasmitirá todo lo que el Padre quiere que aprendamos, hagamos, cambiemos, vayamos, digamos y hasta lo que quiere que demos.
Es necesario que cada cristiano conozca el gran ministerio que ejerce el Espíritu con los creyentes. Cada creyente debe aprender cómo andar por el camino que lleva al cielo, y por el camino de la santidad; para esto tiene que aprenderlo del mejor libro, la Biblia, y del mejor maestro, el Espíritu. Algunos leen la Biblia sin comprenderla y sin aprender de ella (Hch. 8:27-31), ni mucho menos ponerla en práctica en la vida diaria (Jos. 1:8). El Santo Espíritu a través de la enseñanza Bíblica procura (2 Ti. 3:16), evitar que los cristianos se aparten del camino que lleva al cielo (He. 12:13; Jos. 1:7), que los fieles sigan la santidad (Ef. 4:24), que lo secreto de Dios les sea revelado por la Escritura (Ef. 3:5; 1 P. 1:12), dar a conocer sus leyes y mandatos (Dt. 6: 1-9), fortalecer y animar (Ef. 6:10), el arrepentimiento de pecados (Mt. 9:13; 2 Co. 7:9), etc. La enseñanza de la Biblia revela lo que Jehová pide y demanda de su iglesia (2 Co. 2:11-13). Todo esto para que el hijo de Dios lleve una vida de pureza y sinceridad, siga caminando y aprendiendo de la Escritura; y sobre todo disfrute de la compañía del Espíritu, porque sin él nadie podría conocer la verdad ni vivir en ella.
Todo cristiano tiene una esperanza viva, su esperanza es llegar al cielo (Ro. 8:23-25); pero el pecado asedia todos los días a los salvos. Por eso el Espíritu Santo ayuda al creyente en su debilidad, el pecado. El Espíritu insta al hombre y la mujer de Dios a pedir ayuda divina, para resistir la asechanza del mal (2 Co. 12:7-9); en la debilidad se glorifica el nombre de Dios y se perfecciona su obra. El cristiano no sabe cómo clamar por ayuda, pero el Espíritu mismo intercede por ellos, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo. (Ro.8:26). Además, intercede conforme a la voluntad de Dios para los creyente (Ro. 8:27). Entonces, el Santo Espíritu también ayuda al cristiano a llegar al Padre en oración, con súplicas; pero esta oración es para interceder por otros, y orar en todo tiempo por ellos (Ef. 6:18; Col. 1:3; 1 Ts. 3:10). Por medio de Cristo y por el mismo Espíritu que mora en los fieles, hay entrada al Padre por medio de la oración (Ef. 2:18; Jud. 1:20). Algo muy especial que el Espíritu pide al Padre y anima al creyente a pedir es, que Cristo venga por su iglesia; que maravillosa intercesión y suplica. Cuando el Maestro regrese por su iglesia en el rapto, se terminará la batalla con el pecado, y la debilidad se convertirá en victoria (Ap. 22:17,20).
En resumen, el Espíritu no sólo intercede por las debilidades ante el pecado, sino también suplica por otros e insta a orar e interceder por los fieles; además, suplica que Cristo venga de nuevo.
El Espíritu ejerce un gran ministerio con la humanidad, más aún, colma de beneficios a los fieles como: darles poder (Hch. 1:8), dones o talentos, algunos ministerios, etc.
Que magníficos beneficios trae el tener al Espíritu, creer, amar y cumplir las palabras del Padre, pero aún faltan mas. Aparte de darles su Espíritu, ahora les vuelve a ofrecer vida; en ese tiempo los creyentes no podían llegar al cielo solo al paraíso, por eso ofrece llevarlos a vivir con el (Jn. 14:2-3) y darles vida eterna en el cieloen un futuro cercano (Jn. 14: 19 – viviréis, 13:33, v. 22).
Otro gran beneficio que vendría con el Espíritu sería la Paz; los judíos estaban sometidos al domino romano y la cultura griega; aunque tuvieran todo, no eran libres ni tenían paz. El Maestro les ofrece algo diferente y exclusivo para los creyentes, diciéndoles (Jn. 14:27): La paz (Ro. 5:1; 8:6; Ef. 2:14; 2 Co. 13:11) os dejo (paz general, todos pueden tenerla), mi paz os doy(paz que solo el Espíritu puede poner en el corazón del creyente). La Paz es una de las nueve características del fruto del Espíritu (Ga. 5:22); la Paz es uno de los elementos que podría mantener el buen ánimo y el deseo de soportar las pruebas; así que no se turbe su corazón ni tengan miedo (Lc. 22:36). Las palabras de Cristo deben traer tranquilidad y seguridad; ahora les dice que las palabras para ellos ya son pocas, por qué la hora de ser entregado se aproximaba (Jn. 14: 29-30 A). Satanás, el príncipe de este mundo llegaría representado en Judas y los religiosos del lugar; pero ni el diablo ni la muerte tendría poder ni potestad en Jesús (Jn. 14:30). Entonces les dice a los apóstoles: Levántense, vámonos de aquí(Jn. 14:31); recuerde que estas palabras fueron dichas en el monte de los Olivos (Mt. 26:30), y de ahí se dirigierón al huerto del Getsemaní.
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